Frases de amor

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Frases de amor
Las noches son incendiarias, en la almohada me refugio, te busco en cada anochecer, busco la respuesta, una señal que me indique que vas a estar ahí mañana.
Si esta es la noche que esperamos entrégate, que aunque mi amor no espera, solo en ti me quiero perder para que no haya más pasiones que queden sin encender.
Mi corazón tan tímido espera que acudas a la cita, mis horas se hacen difíciles pero sé que abrirás tus brazos y todo será un sí al amor, un sí a nuestro amor sin reparos.
El paraíso está atrapado en tu pecho, olvidar tantas horas susurrándome al oído no es tarea fácil. La pasión se apagó como el hielo pero las cosas buenas ya ves que es inevitable que se deshagan tan pronto.
De entre un jardín con mil flores ella era sin duda la más bella. Un milagro que no merecía hizo que pudiera tenerla muy cerca.
Que la gente no le ponga barreras a nuestro amor, que aquí ganamos los dos, es una partida a medidas. Un amor sin dudas, sin ataduras. Cierra tus oídos y solo mírame.
Dame un beso, pequeño, dulce, tranquilo, de esos que me hagan saber que no será el último. De esos que llevo imaginando una y mil noches.
Hazme vibrar, recórreme con tus dedos, siento que tú nombre es mi canción, que necesito tu tacto, decirte que el día se me hace muy largo cuando no te tengo a mi lado, amor.
No hay lazo de papel que me una a ti, no hay alianza dorada que me amarre a ti...yo a mi corazón lo dejo libre, loco y pasional.
Locos, deben estar locos, la burocracia y el amor son dos disciplinas incompatibles.
Un día decidí unirme a ti, hice una fiesta llena de amor y la fragancia azahar de aquel día perdura aún en ti.
Caminé de la mano junto a ti, una alfombra floral acariciaba la suave piel de tus pies descalzos, ceremoniosa entrega de amor que iluminó para siempre mi vida.
En mi condición de hombre, en mi condición de animal salvaje y primitivo, un latido, un impulso, hace vibrar mi existencia: tu.
Soy hombre de pocas palabras, lo sabes, soy hombre introspectivo, lo sabes, soy yo a cada minuto, una existencia dependiente de cada uno de tus latidos.
Se suele vincular la fortaleza al hombre y la delicadeza a la mujer. En mi caso, mi mujer aúna estas dos virtudes y yo la contemplo maravillado...la grandeza no entiende de sexos.
Siempre me había imaginado un nómada, un viajero sin rumbo en este loco mundo...y apareciste tú y mis mapa de ruta se quedó con una sola chincheta.
Y me hice mujer-salvaje, decidí ser eterna, profunda y creadora...Mis garras-rama se anclaron a la vida.
Harta, es la palabra. Harta de que crean que soy dulce, delicada, paciente...¡no! Yo soy fuerte, vigorosa y luchadora.
Mi superhéroe preferido es mi mujer, capaz de ser profesional en todas las artes de esta vida sin olvidar lucir su mejor vestido y su sonrisa.
De repente un sentimiento despreciable inundó cada parte de mi cuerpo...decidí llamarlo celos, así nacieron.
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