Las noches son incendiarias, en la almohada me refugio, te busco en cada anochecer, busco la respuesta, una señal que me indique que vas a estar ahí mañana.
Si esta es la noche que esperamos entrégate, que aunque mi amor no espera, solo en ti me quiero perder para que no haya más pasiones que queden sin encender.
Mi corazón tan tímido espera que acudas a la cita, mis horas se hacen difíciles pero sé que abrirás tus brazos y todo será un sí al amor, un sí a nuestro amor sin reparos.
El paraíso está atrapado en tu pecho, olvidar tantas horas susurrándome al oído no es tarea fácil. La pasión se apagó como el hielo pero las cosas buenas ya ves que es inevitable que se deshagan tan pronto.
Que la gente no le ponga barreras a nuestro amor, que aquí ganamos los dos, es una partida a medidas. Un amor sin dudas, sin ataduras. Cierra tus oídos y solo mírame.
Hazme vibrar, recórreme con tus dedos, siento que tú nombre es mi canción, que necesito tu tacto, decirte que el día se me hace muy largo cuando no te tengo a mi lado, amor.
Caminé de la mano junto a ti, una alfombra floral acariciaba la suave piel de tus pies descalzos, ceremoniosa entrega de amor que iluminó para siempre mi vida.
Soy hombre de pocas palabras, lo sabes, soy hombre introspectivo, lo sabes, soy yo a cada minuto, una existencia dependiente de cada uno de tus latidos.
Se suele vincular la fortaleza al hombre y la delicadeza a la mujer. En mi caso, mi mujer aúna estas dos virtudes y yo la contemplo maravillado...la grandeza no entiende de sexos.