Amigo, un día decidiste irte y mi mundo se partió en dos. Hoy, han pasado días, meses, años...y tu hueco rellena cada hueco de mi soledad...ahora entiendo que te fuiste para estar.
En la monotonía de lo monótono del mismo camino. ¡Pum! Desorden y desconcierto...hoy he visto a un hombre-ángel y la geometría de mis pasos ha pasado a ser caótica y bella.
Tuve que retroceder tres pasos y plantarme delante de ese escaparate-café. La mujer de mi vida estaba sorbiendo té con cariño sin saber que era yo su enamorado.
Nunca imaginé que no sería yo, sino mi muela inferior izquierda, la que encontraría al hombre de mi vida. Ir al dentista desde entonces es mi cita preferida.
Siempre creí que era una persona desafortunada hasta que te conocí. Entonces entendí que la fortuna se había estado reservando para el mismo día en que mis ojos te vieran por primera vez.
Si el amor eterno existe, debe ser esto mismo que estoy sintiendo, porque por más que lo pienso no encuentro un solo argumento que me hiciese dejar de amarte.