Amigo, un día decidiste irte y mi mundo se partió en dos. Hoy, han pasado días, meses, años...y tu hueco rellena cada hueco de mi soledad...ahora entiendo que te fuiste para estar.
Reconozco que cuando a veces estoy celoso, me reprimo, y no te digo nada...pero eres tan hermosa, tan llena de vida...tan tú...que me parece imposible no enamorarse de una persona así.
Aquella tarde te vi más feliz que nunca, charlabas animado, sonreías a todo el mundo...yo me sentí diminuta y olvidada...no supe entender que tú eras así...
Caminé de la mano junto a ti, una alfombra floral acariciaba la suave piel de tus pies descalzos, ceremoniosa entrega de amor que iluminó para siempre mi vida.
Tuve que retroceder tres pasos y plantarme delante de ese escaparate-café. La mujer de mi vida estaba sorbiendo té con cariño sin saber que era yo su enamorado.
El día que te conocí estabas tirada en un banco del parque tostándote al sol, me llamaste la atención por hacerte sombra y me lanzaste un botellín de agua a la cabeza...pensé, ¿a 40º es posible enamorarse?.
Soy hombre de pocas palabras, lo sabes, soy hombre introspectivo, lo sabes, soy yo a cada minuto, una existencia dependiente de cada uno de tus latidos.