Frases de amor

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Frases de amor
Que el amor no es una enfermedad es una evidencia por todos aceptada. Pero, ¿qué hay del pulso acelerado, la garganta contraída y esa punción del esternón cuando uno ama?.
Dicen que el amor no entiende de fronteras, ni de mapas, ni de ciudades. Yo no sé si es verdad, porque lo cierto es que en ti, he hallado el centro de mi geografía.
Aunque valoro el silencio y sus efectos positivos para encontrar en él la tranquilidad, sin tu voz toda soledad es imperfecta.
Cuando tu cuerpo sea otro, y el tiempo nos marque con su huella la piel y la memoria, como la vez primera te seguiré adorando.
Tu cuerpo es el parámetro más cierto de mi tiempo, la ilusión que me rejuvenece a la vez que envejezco.
No sé si detrás de la muerte nos estará esperando otra vida. Solo me importa que, dado el caso, quieras volver a vivirla conmigo.
El amor y la distancia son como el agua y el aceite. Sabemos que no terminarán juntos pero removemos, insistimos con fuerza, creyendo que seremos los primeros en culminar victoriosos el experimento.
Tras la transparencia de tus ojos puedo ver el tal vez, el ya veremos, el no con el que finalmente me rechazarás.
Aunque el amor no nos salva ni nos hace más fuertes, junto a ti siento el dulce espejismo de la inmortalidad.
La primera vez que te vi, comprendí que era cierta esa extraña vocación de pertenencia que sienten los que aman.
Hay segundos que pasan infinitamente despacio. El primer instante que te vi, pasó ante mis ojos el resto de mi vida.
Quisiera ser capaz de no quererte, de anclarme en la amistad como un marino que acepta su naufragio. Pero me es imposible asumir que así me basta.
Amistad y amor son dos términos que a menudo se confunden. No porque los amigos suelan terminar por enamorarse, sino porque cientos de relaciones finalizan con la quimera de seguir siendo amigos.
El primer amor, como una gripe, nos suele sorprender con los labios tibios y el corazón desabrigado.
El amor, los labios, la caricia aprendida con el tiempo… no son más que una recreación del primer cuerpo que entregamos.
Tan absurdo es pretender plantar un árbol o una flor en una rama, como cultivar el amor solo con palabras.
Yo no busco un amor ardiente, ni impetuoso, ni frenético. No es que menosprecie la pasión, es que aspiro a la perpetuidad que suele albergar el amor sereno y entregado.
Hay lugares dispuestos en el mundo para el amor: los bancos de los parques, los portales vacíos, la frialdad de las escaleras… A veces, sonriendo, me pregunto en qué lugar, en qué banco, portal o escalera me estarás esperando.
Para ser feliz con una mujer debes aprender a amar sin utilizar la razón. De lo contrario la lógica, lógicamente, terminará por estropearlo todo.
El amor tiene los mismos efectos que un terremoto: breves temblores, desconcierto y algún que otro llanto. Cuando pasa, lo único que deja es desorden, destrozo y la incógnita de cuándo volverá a suceder.
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