Frases de amor

Ordenar por:
Frases de amor
Te quiero porque te quiero, que en mi querer nadie manda, te quiero porque te quiero y porque me sale del alma.
El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan... demasiado rápido para aquellos que temen... demasiado largo para aquellos que sufren.... demasiado corto para aquellos que celebran... pero para aquellos que aman, el tiempo es eterno.
Mi cielo es tu cuerpo, mi sueño tu sonrisa, mi droga tus besos, mi obsesión tus caricias, mi camino tu felicidad y mi objetivo... tu amor.
Detengo el mundo cuando me miras, robo suspiros al cielo por tus besos, pienso que no puedo amarte más, y sin embargo, cada instante te amo más y más.
El sueño de un hombre comienza al sentir la sonrisa de una mujer, y continúa cuando esa delicadeza se convierte en una caricia en sus labios.
El mayor error del ser humano es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
Si algo te lastima quitalo de tu vida, te dolerá un tiempo, pero no toda la vida.
Solo tú y yo sabemos de lo nuestro y creo que es suficiente, aunque nuestro amor sea secreto mis ojos siempre reflejarán mi amor por tí.
Aunque nos amamos a escondidas, sé que es un amor verdadero, porque cuando estoy contigo todo lo demás deja de existir.
Soñé que el sol se derretía y la nieve ardía, y por soñar imposibles, soñé que tú me querías.
Me gustaría hacer regresar el tiempo por no haberte querido como lo hice, pero también me gustaría que regresara para que me amaras como nunca lo hiciste.
Del árbol nace la rama, de la rama nace la flor, dime tú querida amiga, ¿cómo nace el amor?... El amor nace de una mirada, crece de una ilusión, se mantiene de besos y abrazos y muere de una traición.
Si tuviera que regalar algo, te regalaría un espejo, porque después de tí, lo más bonito es tu reflejo.
El amor envuelve a la persona amada con lo más bello que puedas soñar.
Tu amor esperé con locura, y creo que si muero y me dices te quiero, saldré de la tumba.
Con tu amor sería la reina del universo, y tu mi rey.
No es cuestión de dos, es cuestión de saber que a tu lado no tendré que volver a sumar un cuerpo.
La primera vez que te besé, comprendí que mis huesos y mi piel habían vivido siempre sin conocer su  verdadera anatomía.
Podría encontrar cien razones para amarte, cien motivos repletos de ti y de obviedades. Pero este solo instante, este solo gesto de unos ojos que ríen mientras te hablo, es suficiente para justificarme.
Los minutos se consumen raudos junto a ti, pero tu ausencia tiene la facultad de tornar un segundo en horas.
Secciones