Frases de amor

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Frases de amor
Llora cada día por él mientras le quieras, hasta que en tu cuerpo no haya cabida para más lágrimas.
Vuelvo a escuchar a mi mente y el sueño del que he despertado ha dejado tras de sí una realidad... que no quiero vivir junto a ti.
Es la decepción la que se hace ver cada mañana en mí, un estado de irremediable final, el de nuestra historia.
Si esa relación ya no posee los ingredientes del amor, es posible que ya no lo sea.
No puedo dar más de mí, porque el amor que brotaba de mí ser no es más que un recuerdo de lo que te quise.
A veces soltar la cuerda que te ata y que solo tú sujetas es la forma de ver que aquel amor no mereció la pena.
Tanto maltrataste nuestra unión que la debilitó hasta el día en el que no soportó una pequeña brisa de tus palabras.
No alargues la agonía de una despedida, porque el dolor dejará un rastro aún más grande en ti y en él.
Por ti que eres el ángel que ilumina mi vida podría sacrificar lo que me dijeses, pero miras a otro y no me queda más que morir cada noche.
Confieso que fue duro dejar de quererte...pero un whatsapp puede hacer maravillas.
Me has dejado por whatsapp... ¿Es que hay algo más humillante?.
El amor viene y se va. Triste es dejar de querer... pero más triste es no haber sido nunca querido.
Te he borrado de mi facebook para no pasar el mal trago de ver que pronto me olvidarás en brazos de otra.
Colorín colorado este cuento se acabado y cada uno ¡por su lado!
Cuando quise darme cuenta, lo único que quedaba entre nosotros era la pesada y triste sombra del desengaño.
A la larga, las rupturas más dolorosas no son las que se producen de manera abrupta, sino aquellas que se gestan durante mucho tiempo.
El amor, como una vela, cuando se apaga deja en nuestro corazón un poso caliente que también quema.
Hay dos maneras de superar una ruptura, encerrándose en uno mismo o abriéndose al mundo. En los dos casos se está igual de solo.
Las rupturas son como las picaduras de abeja: al principio duelen a rabiar, luego dejan un molesto escozor y con el tiempo solo queda el recuerdo del lugar donde estuvo clavado el aguijón.
En esta historia ambos perdimos: tú amor el verdadero y yo mi tiempo.
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