Se acabó nuestro amor y vamos a ser libres. Por todo lo que hubo, y lo mucho que te quise, quiero que vueles alto, y te alejes de mí. Se acabó nuestro amor, que seas muy feliz.
Yo siempre pensé que era un diamante sin pulir. Dicen que el amor es ciego, y yo te digo que sí... ¿diamante? ¡Menuda piedra que he tenido junto a mí!.
El desamor tiende a magnificar los recuerdos, la recreación del tacto, los instantes felices. Pero no es un pretexto para sobrellevar el pasado, sino un mecanismo para aprender a convivir con el futuro.
La filosofía, a veces, nos ayuda a superar un abandono. Será un pretexto, pero me consuela pensar que para Heráclito, mañana ya no serás la misma mujer.
Tal vez nos damos cuenta de que el amor no es suficiente cuando el entendimiento deja claro que no está de nuestro lado y comienza a hacer sus maletas.
El amor se muestra constante incluso en sus peores momentos: progresivamente nos va cegando y progresivamente también se va pudriendo en nuestro interior cuando no encuentra con qué seguir creciendo.
¿Por qué no me dejaste tan sólo un momento para hacerte feliz? No me diste la oportunidad de darte el amor que tenía para ti, y ahora me ahogo intentando salir del mar de emociones que me hiciste sentir.