Echo de menos aquellos momentos en los que tus ojos jugaban a cruzarse furtivos con los míos; esos instantes en los que solo tu y yo sabíamos, que el juego terminaría en un te quiero.
Los amores de juventud suelen conocer la geografía de lo inhabitado: no hay ninguno que no haya buscado un parque, un portal vacío o un recóndito lugar donde esconderse.