Frases de amor

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Frases de amor
Napoleón con su espada conquistó una nación, y tú con tú mirada conquistaste mi corazón.
El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos a cual más inexplicable; todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo.
Quisiera ser como la canción que te gusta más, para así estar en tus labios una eternidad.
Quién fuera reloj para ser dueño de tu tiempo y así tenerte por completo.
Para el mundo puedes ser alguien, para alguien eres el mundo.
No hace falta que hagas nada, porque sin saberlo, lo haces todo.
Se dice que uno se enamora sólo una vez verdaderamente, pero yo no lo creo. Cada vez que te veo, me enamoro de nuevo.
¿Me haces un favor? Sal de mis sueños y entra en mi realidad.
Te quiero porque te quiero, que en mi querer nadie manda, te quiero porque te quiero y porque me sale del alma.
Mi cielo es tu cuerpo, mi sueño tu sonrisa, mi droga tus besos, mi obsesión tus caricias, mi camino tu felicidad y mi objetivo... tu amor.
Detengo el mundo cuando me miras, robo suspiros al cielo por tus besos, pienso que no puedo amarte más, y sin embargo, cada instante te amo más y más.
Soñé que el sol se derretía y la nieve ardía, y por soñar imposibles, soñé que tú me querías.
Me gustaría hacer regresar el tiempo por no haberte querido como lo hice, pero también me gustaría que regresara para que me amaras como nunca lo hiciste.
Del árbol nace la rama, de la rama nace la flor, dime tú querida amiga, ¿cómo nace el amor?... El amor nace de una mirada, crece de una ilusión, se mantiene de besos y abrazos y muere de una traición.
Si tuviera que regalar algo, te regalaría un espejo, porque después de tí, lo más bonito es tu reflejo.
Tan absurdo es pretender plantar un árbol o una flor en una rama, como cultivar el amor solo con palabras.
Yo no busco un amor ardiente, ni impetuoso, ni frenético. No es que menosprecie la pasión, es que aspiro a la perpetuidad que suele albergar el amor sereno y entregado.
Hay lugares dispuestos en el mundo para el amor: los bancos de los parques, los portales vacíos, la frialdad de las escaleras… A veces, sonriendo, me pregunto en qué lugar, en qué banco, portal o escalera me estarás esperando.
De todas las palabras que conozco, –y son muchas–, ninguna me ruboriza más que mi nombre pronunciado por tus labios.
Besar no es solo fundir dos bocas en una misma piel, es pronunciar "te quieros" en el idioma del corazón.
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