Encontrar el amor de nuestra vida es como jugar al golf: aunque sea prácticamente imposible llegar de un solo golpe al último hoyo, nunca perdemos la esperanza de conseguirlo.
Cuando me atreví a su susurrar el primer te quiero, ya no estabas junto a mí para escucharlo. Desde aquel día, sigo susurrándoselo al viento con la torpe ilusión de que lo oigas.
Recorrer despacio las líneas de tus dedos mientras me das la mano, saborear tu sonrisa antes de que me beses, mirarte fijamente antes de que tú misma me devuelvas la mirada y quererte sin límites antes de que me devuelvas un te amo.
En la lejanía de unos escasos milímetros calculo la cantidad de amor que siento por ti y reniego de mi mente matemática...hay cantidades que superan la razón.