Sentí punzadas de dolor, sentí decepción, sentí la llegada del desamor, sentí que perdía la razón y con el paso de las horas supe que sólo eran celos, malditos celos.
Aquella tarde te vi más feliz que nunca, charlabas animado, sonreías a todo el mundo...yo me sentí diminuta y olvidada...no supe entender que tú eras así...
Reconozco que cuando a veces estoy celoso, me reprimo, y no te digo nada...pero eres tan hermosa, tan llena de vida...tan tú...que me parece imposible no enamorarse de una persona así.
Los celos son sólo la excusa del cobarde para no afrontar que no tiene miedo de perder a la persona amada, sólo de reconocer que se ha perdido así mismo.