Frases de amor

Ordenar por:
Frases de amor
Decir te quiero mirando a los ojos es como saltar de cabeza al alma del ser amado.
Ayer me di cuenta de que han talado aquel árbol en el que, nuestros nombres surcados por un corazón con flecha, pensaban que serían eternos en un mutuo destino.
Cuando veo tu cuerpo solo puedo pensar en los tiempos de futuro y los plurales, en palabras inmensas como la palabra eternidad.
El amor eterno es ese que pasamos media vida tratando de encontrar sin caer en la cuenta de que en realidad es él quien tiene que venir a buscarnos.
Pienso en tu cuerpo como en un lienzo extendido en el que quiero dibujar el resto de mi mundo.
Sé que nuestro amor será eterno porque, cuando te miro, pienso en ti como en ese lugar en el que quiero envejecer.
La nostalgia me lleva cada tarde al parque donde nos conocimos y al banco aquel que, tallado en el filo, aún recuerda y pronuncia nuestros nombres.
No puedo prometerte amor eterno cuando no sé, siquiera, qué pasará mañana. Pero sí puedo asegurarte que, pase lo que pase, día a día te querré eternamente.
Si jurar amor eterno es verme envejeciendo día a día junto a ti, entonces, sin dudarlo un instante, puedo prometértelo.
Si quieres saber cuál es la extensión de mi herida, cuenta las horas que hace que te fuiste y las que tardarás en volver a mi vida.
Te echo tanto de menos, que hay días en que me duelen los huesos de tanto añorar tus abrazos.
Prefiero un amor a distancia que un amor distante, porque para el segundo no se ha inventado aún un medio de transporte.
Los amores a distancia son como los globos de fuego: al principio los vemos alejarse en el viento con romanticismo y nostalgia pero al poco tiempo se terminan apagando.
La distancia puede llegar a convertirse en la mejor aliada de las relaciones condenadas al fracaso, ya sea como pretexto o como olvido.
Ojalá algún día tenga el suficiente coraje para detener mi vida y apearme para siempre en la estación de tu cuerpo.
Paradójicamente, las personas que más huella suelen dejar en el nuestra vida, son precisamente aquellas que nos han hecho más daño en el amor.
Cuando te conocí, tardé poco tiempo en comprender que el plural de yo era tu nombre.
Después de un largo y tedioso día de trabajo, no hay mejor reposo que el calor de tu abrazo.
Mi mayor miedo no es perder al verdadero amor de mi vida, sino morir dándome cuenta de que en realidad no lo he encontrado.
No existe un amor más libre que aquel que no precisa de alas.
Secciones