Frases de amor

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Frases de amor
Pasé noches enteras llorándole a la enorme impotencia que me dejaban tus rechazos. Ahora tú le lloras a mi frialdad y es cuando entiendes que cada acción tiene una consecuencia.
Ahora que soy incapaz de regalarte si quiera una palabra de aliento es cuando entiendo todo el proceso que me llevó hasta aquí. El amor también se pudre como la fruta fresca.
De todos los momentos duros que he pasado en mi vida podría decir que el peor de todos fue aquel en el que tuve que decirte adiós.
Decirte adiós fue lo peor que he hecho en mi vida: después de ti solo ha quedado desolación y desesperanza.
Cuando decimos adiós algo se pierde en esa despedida, quizás sea la esperanza que algún día tuvimos en el futuro, quizás sean los sentimientos que nunca llegamos a gastar.
Se dice que el olvido está lleno de memoria porque no hay momento en el que se recuerde más que cuando uno se siente abandonado.
Y en el momento en el que te despediste sin pensar ni un minuto en lo especial que sería estar juntos, supe que después de todo no éramos nadie.
Cuál ola gigante fue tú amor, nació de la nada y arrasó con todo lo que tenía. No debo de fiarme nunca del mar en calma.
Odio decir adiós, odio quedarme en el andén y ver como te vas, odio saber que no hay remedio a esta distancia...solo me consuela el halo que deja la estela de tu mirada...
Hay despedidas que se quedan guardadas para siempre en el almacén de los recuerdos dolorosos.
Te vi irte y la huella de tus pasos permanecía clavada en la arena...guardé cada uno de los granos de esa fina arena, capaz de retener tu esencia.
Para decir adiós a quien se ama, no es suficiente el vaivén de las manos y los besos que inundan como lágrimas las estaciones. Es necesario dejar marchar con ese amor al propio cuerpo.
Quisiera escribirte unas letras de amor y despedida. Sin embargo, no encuentro palabras que expresen mejor cómo me siento que este folio en blanco.
No puede haber nada más triste que una despedida no deseada.
No te despidas de mí aun, no lo hagas. Lejos, donde quiera que vayas, mi alma seguirá junto a ti.
Que lástima tener que decirte adiós cuando apenas te he disfrutado. Que tengas que marcharte al cielo dejando mi mundo destrozado.
Si me das elegir prefiero que te vayas sin decirme adiós porque si he de tenerte en frente careceré del valor suficiente para finalmente dejarte marchar.
Jamás entenderé cómo una despedida tan corta puede alargarse en la memoria toda una vida.
No juegues con decirme adiós pues es posible que cuando hayas entendido lo que implica quien se despida sea yo.
Te encontré aquí... donde ahora te dejo, mirando al horizonte. Ahora veo que nunca fuiste mía, sino que pertenecías a otro corazón.
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