En nuestro corazón existen dos principios de acción: un amor de instinto que nos conduce hacia los placeres de los sentidos, y otro de la razón que nos lleva hacia lo bello, lo excelente y lo perfecto.
Los hombres siempre se empeñan en ser el primer amor de una mujer. Tal es su tosca vanidad. Las mujeres tienen un instinto más sutil de las cosas. Prefieren ser la última novela de un hombre.
Alma de sueño, sueño de almas, navegas por mi mente deslizándote suave como una sirena, sueño de mujer, mujer de sueños, ámame y entrégate a mí y yo te daré mi ser.