Frases de amor

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Frases de amor
Baila, a través de mis cariños, del querer intenso y los sueños tardíos, danza conmigo, juntos en esto que se llama pasión y sabe a amor.
Siente estremecer tu piel ante mis labios, deja tu cuerpo moviéndose al ritmo del placer, abandona tu mente al olvido, recorre los caminos de la pasión junto a mi.
Sueños de amor en tu cuerpo, sueños de dicha acompañados por tus caricias de placer, sueños eternos de felicidad al saborear tu ternura, sueños de ti...
El amor empieza con una mirada, se dice con una palabra, se siente con un beso y se pierde con una lágrima.
El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien, sino en el deseo de dormir junto a alguien.
El amor es el principio de todo, la razón de todo, el fin de todo.
Una mujer sin ternura es una monstruosidad social de la naturaleza; más aún que un hombre sin valor.
El amor es una comedia en la cual los actos son muy cortos y los entreactos más largos: ¿cómo llenar los intermedios sino mediante el ingenio?.
El matrimonio es la tumba donde enterramos el amor.
La esposa es amante para el hombre joven; compañera para el maduro; y enfermera para el viejo.
Sólo con quien te ama puedes mostrarte débil sin provocar una reacción de fuerza.
El amor sólo es bueno cuando se toma como acicate para mayores empresas. Se quiere a una mujer y se dice: "Lucharé por ella, revolveré el mundo, la conseguiré". Y si esto último no llega ¿qué importa? Lo esencial es lo otro: luchar, revolver el mundo.
Amar no es mirarse el uno al otro, es mirar juntos en la misma dirección.
Con el amor pasa lo mismo que con el arte: entre quien ama un poquito lo más grande y quien arde de amor ante lo más pequeño, es más pobre e inferior el primero.
Si podemos hacer a alguien más alegre y feliz, deberíamos hacerlo en cualquier caso.
El amor no debe rogar, ni tampoco exigir. El amor tiene que tener la fuerza suficiente para llegar por sí mismo a la certeza. Entonces ya no es arrastrado, sino que arrastra.
En todo el mundo no hay una sola mujer besada cuyos labios no hayan sido tomados enteramente por sorpresa.
Los hombres que fingen estar enamorados consiguen más que los que verdaderamente lo están.
No siempre es necesario que haya amor para hacer sucumbir a una mujer; hay momentos desgraciados en que la más virtuosa es la más débil.
Cualquier persona entiende instintivamente que todos los más bellos sentimientos del mundo pesan menos que un simple acto de amor.
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