Caminé de la mano junto a ti, una alfombra floral acariciaba la suave piel de tus pies descalzos, ceremoniosa entrega de amor que iluminó para siempre mi vida.
Si algún día tropiezas y tus rodillas dan de bruces contra el suelo, no extiendas tu mano hacia tu novia para pedir su ayuda. Yo llevo casado desde entonces.
Si el tiempo fuese cíclico y me devolviese, por ejemplo, a mis quince años, no estaría triste ni feliz, tan solo ocioso, pues tendría que esperar otros diez años a que llegara mi mujer.