Los hombres siempre se empeñan en ser el primer amor de una mujer. Tal es su tosca vanidad. Las mujeres tienen un instinto más sutil de las cosas. Prefieren ser la última novela de un hombre.
No sé por qué, pero hoy me dio por extrañarte, por echar de menos tu presencia. Será tal vez porque el primer amor le deja a uno más huellas que ningún otro.
Esas primeras sonrisas cómplices, las manos entrelazadas y el primer beso, son el mejor recuerdo de una aventura que inspiró nuestras primeras frases románticas.
Me estoy volviendo loco. Ya no me conozco, me miro al espejo y veo a otro, oigo mis palabras y no me escucho, toco mis manos y no las siento. ¿Qué tenía ese beso que sigo soñando?.
Recordar aquella persona con la que sentiste mariposas por primera vez y volver a sonreír por todo lo que pasasteis juntos, es volver a experimentar aquella inocencia e ilusión pura que se tiene cuando descubres qué es enamorarse.