El amor es como un hoyo; crece a merced
de grandes trabajos, termina con el último
esfuerzo, y para que quede tal como
estaba, necesita que se le eche mucha
tierra encima.
El amor no debe rogar, ni tampoco exigir. El amor tiene que tener la fuerza suficiente para llegar por sí mismo a la certeza. Entonces ya no es arrastrado, sino que arrastra.
¿Por qué besar tus labios, si se sabe que la muerte está próxima,
si se sabe que amar es sólo olvidar la vida,
cerrar los ojos al oscuro presente
para abrirlos a los radiantes limites de un cuerpo?.