Las cosas existen sólo si hay alguien, un interlocutor o un testigo, que nos permita recordar que alguna vez fueron ciertas. Por eso él decía que la peor desdicha de un amante no es perder el amor, sino quedarse solo con su memoria.
Yo no soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si tu me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mi único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo...