Es mucho exigirle amor, ni menos cariño, a la infancia. El amor es el egoísmo de la juventud, así como el cariño -ese largo hábito de muchos años- es el egoísmo de la edad madura.
Descubrir que somos amados por reciprocidad desengaña al enamorado del ser que ama. "¿Cómo? ¿Que es bastante modesto para amarte? ¿O bastante tonto? ¿O bien, o bien...?".
Nadie es capaz de evitar el amor, y nadie es capaz de evitar que su amor se acabe. De nosotros sólo depende usar bien el amor, vivirlo y gozarlo bien; que exista y que deje de existir no depende de nosotros.
Tres pasiones simples pero extremadamente poderosas, han gobernado mi vida: el anhelo de amor, el deseo de saber y una compasión abrumadora ante el sufrimiento de la humanidad.