El día que la acaricié sentada sobre mis rodillas
y se vió reflejada en mis pupilas,
me besó entre risas en los ojos;
pero no besó en ellos sino su imagen.
Puede que sea cosa de grandes pensadores observar el mundo y despreciarlo. Pero a mi lo único que me interesa es poder amar el mundo, poder observarlo a él, a mí y a todos los seres con amor, admiración y respeto.
Desconfiad de la luna y las estrellas, de la Venus de Milo, de los lagos, de las guitarras, de las escaleras de cuerda y de todas las novelas y novelerías. ¡Pero amad vigorosamente, arrogantemente, ferozmente, a la mujer que améis!
Mi idea del amor consiste en estar siempre participando del trato de aquella persona amada, de compartir mis fantasias, toda mi felicida y todos mis cuidados.
No son nube ni flor los que enamoran; eres tú, corazón, triste o dichoso, ya del dolor y del placer el árbitro quien seca el mar y hace habitable el polo.