Los celos son sólo la excusa del cobarde para no afrontar que no tiene miedo de perder a la persona amada, sólo de reconocer que se ha perdido así mismo.
Ojalá uno pudiera liberarse de las cadenas que impone un amor no correspondido, sin embargo el amor es así de caprichoso, a veces te hace sufrir, pero siempre te enseña algo.
Ni cientos de años borrarían el dolor de aquel momento en el que me hiciste comprender cómo duele una traición. Ni cientos de años te devolverán lo que perdiste aquella noche.
El amor no puede comprarse. No se pueden pagar sentimientos con dinero como si se tratase de diamantes. A la larga la pureza le gana la batalla a la belleza.
Me enamoré de lo que creía que eras y no de lo que realmente fuiste. Error que aún sigo pagando temiendo constantemente amar el reflejo de mis ideas y no la propia realidad.
Te seguiría a cualquier parte que fueras porque dejas al marcharte un vacío tan grande que no me permite encontrar el sentido a nada de lo que me rodea.
Si has estado con alguien que amabas en la misma habitación y un frío helado ha recorrido tu piel, entonces sabes lo que es amar y no ser correspondido.
Cada vez que me miras lo haces como si descubrieras por primera vez algo maravilloso en mí aunque ya me hayas visto cientos de veces. Y entonces tengo la certeza de que me amas.