Me quedo con lo bueno vivido, ignoro lo malo. A cambio sólo te pido que desaparezcas de mi vida con la misma facilidad con la que traicionaste mis sentimientos.
Si me das elegir prefiero que te vayas sin decirme adiós porque si he de tenerte en frente careceré del valor suficiente para finalmente dejarte marchar.
No se trata de enseñar qué está bien o qué está mal. Cuando uno ama de verdad todo el sentido común nos viene de repente y sentimos que no es necesaria la experiencia para saber cómo actuar ante un beso o ante una lágrima.