El amor a primera vista surge de una conexión profunda que no entendemos y de una conversación entre dos almas en un lenguaje cifrado que sólo el corazón entiende.
Quizás no tomé las decisiones acertadas. Quizás no supe expresar cuánto te amaba. Quizás el miedo a perderte se clavó en mis entrañas y me llevó finalmente a perder lo que más me importaba.
El primer amor es dulce, pero también amargo y quien ha probado sus frutos sabe que ni el paso de los años es capaz de acabar con la intensidad de su recuerdo.
El amor verdadero es tan puro como la palabra de un niño, tan fuerte como la mayor de las murallas y tan resistente como el agua, que por más que pueda variar en su forma, siempre mantiene su esencia.