Cuando crees que un amor es imposible, éste siempre consigue sorprenderte. Otras veces simplemente te enseña que no merece la pena quedarse donde no se es bien recibido.
Cuando decimos adiós algo se pierde en esa despedida, quizás sea la esperanza que algún día tuvimos en el futuro, quizás sean los sentimientos que nunca llegamos a gastar.
Cada día que pasa sin ti es un día de otoño: las hojas de todos los árboles que han crecido caen lentamente sobre el suelo dejando apenas el rastro de lo que un día estuvo tan vivo.
Tal vez algún día entiendas que el amor no se puede manejar como si de un juguete se tratara: el sólo se desvanece cuando no encuentra espacio para seguir creciendo en libertad.