Me gustaría que le dijeras que ya no le quiero, que ya no siento nada, que ya no creo en sus palabras, que ya no pienso en todos los lugares donde estuvimos, pero por favor, no le digas que todo esto te lo dije llorando.
Lo que daría porque las lecciones del amor no fueran tan dolorosas cuando quieren enseñarnos que nada es para siempre y que todo cambia según el fluir de la vida.
Que el miedo no te venza, que no te selle las salidas y te deje sin horizontes. Que nuestro amor puede tener espacios más o menos infinitos, solo está esperando a que des una señal que haga que este amor que parece ahora imposible, se convierta en magia real.
Una guerra en más de una ocasión hemos librado. Los relámpagos fueron fuertes pero con nuestra complicidad, nuestro cariño y nuestros intereses, hemos sido capaces de construir un escudo que nos haga estar seguros de que nuestro amor es verdadero.