Quisiera perderme en tu resplandor, bañarme desnuda en tu luz para espantar toda sombra de mi vida; besaría hasta la asfixia tu piel de nube, tus ojos grises, hasta fundirme en ti como el reflejo de tu rostro en el espejo tembloroso de mi alma.
Soy yo, quien te enviaba cartas de amor en latín; la que hoy vuelve a intentar abrir las puertas de tu mundo, a mendigar tu amor en tres idiomas. A cientos de kilómetros de ti, abrazando tu sombra, besando el rastro de tus pasos.
Soy tan tuya como tu ombligo, una cicatriz de nacimiento, una marca tallada en tu piel, la huella de una conexión eterna y dolorosa, un tatuaje del que ya no podrás desprenderte jamás.
Porque en estos tiempos de guerra nos hace falta más amor, más comprensión, más tolerancia y más respeto. Contigo encontré que podemos ser parte del cambio al que se pueden unir los que aún crremos en el amor.
Quiero vivir la vida, lo que esté por venir, lo sueños y las dudas, los miedos y las alegrías, a tu lado. Somos un equipo que construimos el universo más pequeño del mundo con nuestro cuerpos como tierra y nuestras manos como fronteras.
Sin verte te veo, sin olerte te huelo, sin oírte te oigo, sin tocarte te toco, sin besarte te beso, porque amándote, mi vida eres tú y yo ya no soy yo.
Pienso en ti, sin pensar. Camino hacia ti porque no entiendo otro camino y sueño contigo aun sabiendo que no eres un sueño y sí mi realidad . Siento mi mundo pequeño sin ti, pero si estás es un universo lo que tengo ante mi.