No quiero que la amistad me cure las heridas que este amor que no llega me está dejando. No quiero que seas mi amiga y me des tu consuelo porque me duele más eso que esperarte a lo largo de la vida entera.
No nos dejan querernos. Mantente lejos, que no te desordenen las ideas, que no hagan bailar a nuestras mariposas un vals desentonado. El corazón no tiene instrucciones y cualquier manual que cojas no funcionara bien si no es el tuyo.
La plena felicidad no la proporciona ser rico, sino amar tan profundamente a alguien, que juntos podáis convertir las dificultades de la vida en aventuras interesantes.
La despedidas deberían de estar prohibidas. Una enorme señal que prohibiera esos momentos de silencio que desgarran por dentro y que solo nos dejan un adiós por respuesta.
Mi tristeza se palpa en todos los rincones de mi casa y del aire que respiro y me rodea. La tristeza que ha surgido al saber que nada de mí alrededor cambiará porque nos hemos deshecho de todo lo nuestro y ya la casa está vacía igual que mi corazón.
Mentiría si dijera a la gente que no te quiero, pero hay que decir en voz alta de una vez que nuestro amor es imposible puesto que sólo piensas en mí cuando no hay nadie a tu alrededor.
Sé que el tiempo todo lo cura y algún día te darás cuenta de mi lejanía e intentando recuperar mi amor, te darás cuenta de que lo que no se consigue con la palabra "ahora" es imposible conseguirla con la palabra "mañana".
Estoy esperando que se abra la puerta de tu corazón que siempre me tiene a la espera. Que duro es no ver las ventanas que dan aire, ni otras puertas que ya están abiertas y me extienden los brazos con calma.