Podría encontrar cien razones para amarte, cien motivos repletos de ti y de obviedades. Pero este solo instante, este solo gesto de unos ojos que ríen mientras te hablo, es suficiente para justificarme.
Que el amor no es una enfermedad es una evidencia por todos aceptada. Pero, ¿qué hay del pulso acelerado, la garganta contraída y esa punción del esternón cuando uno ama?.
Dicen que el amor no entiende de fronteras, ni de mapas, ni de ciudades. Yo no sé si es verdad, porque lo cierto es que en ti, he hallado el centro de mi geografía.