Me alegro de haber superado tu marcha, de no haber caído de nuevo en tu trampa, de no haber olvidado las lágrimas derramadas. No es fácil superar el desamor pero es la única salida para empezar una nueva vida.
Ni cientos de años borrarían el dolor de aquel momento en el que me hiciste comprender cómo duele una traición. Ni cientos de años te devolverán lo que perdiste aquella noche.