Es mucho exigirle amor, ni menos cariño, a la infancia. El amor es el egoísmo de la juventud, así como el cariño -ese largo hábito de muchos años- es el egoísmo de la edad madura.
Tres pasiones simples pero extremadamente poderosas, han gobernado mi vida: el anhelo de amor, el deseo de saber y una compasión abrumadora ante el sufrimiento de la humanidad.
Yo no soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si tu me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mi único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo...
La vida puede cambiar, pero no desaparecer
la esperanza desvanecerse, pero no morir
la verdad estar oculta, pero todavía arde
el amor rechazado - pero de nuevo retorna.