Llegados a este punto solo puedo coger mis maletas y marcharme a otro lugar. No se trata de orgullo, se trata de amor propio. No quiero depositar mis sentimientos donde no son bien recibidos.
Mantener una relación con otra persona no es más que una forma egoísta de alimentar nuestra felicidad. En realidad no deseamos el bien del otro, sino la satisfacción de nuestro corazón.
Sentir que el mundo se te cae a los pies cuando un simple gesto te descubre toda una vida de mentiras y pararte a pensar cómo no te diste cuenta antes.
Si pudiera dar marcha atrás te diría todas las cosas que no tuve el valor de decirte, te daría todos los besos que no me atreví a darte y te escribiría aquellos versos que siempre quisiste escuchar.
La clave está en conocer a la gente y confiar en ellos por ser quienes son. En lugar de ello, confiamos en la gente por ser lo que queremos que sean, y cuando no lo son, lloramos.