Cuando te tengo frente a mí, con tu dulce sonrisa y tus silencios, no hay día que no me queme en los labios el ansia de darte un beso y decirte un te quiero.
Enamorarse es sentir que al final de la jornada has encontrado alguien con quien puedes disfrutar del día, de tus silencios, tus problemas, tus alegrías... y abrazar a la realidad tal y como nos viene.
En esos momentos en los que paseamos de la mano estuve seguro de que podría luchar contra cualquier cosa porque estaba acompañado de la energía que movía mi mundo.
Me parecía ridículo ver a las parejas de la mano, e incluso creía que era un poco tonto pasar el tiempo pensando en alguien. Pero quedé prendado de ti y mi corazón despejó todo lo que no dejaba ver que el amor... Es amor.
Te seguiría a cualquier parte que fueras porque dejas al marcharte un vacío tan grande que no me permite encontrar el sentido a nada de lo que me rodea.
Trataré de ser la mano que te ayude siempre a caminar, los ojos que te despejen la razón cuando te nubles, las palabras que te aconsejen ante tus dudas y las alas que te empujen en tu vida.