Todo quisiera pedir: que tus brazos como una ola terminen en mí orilla, que tu cuerpo como la hierba prenda en mi cañada, que tu pensamiento como un lucero brille para mí, que tu alma como una rosa se deje cortar las espinas, y tú, fundamentalmente tú seas mía para siempre. Te quiero, te quiero, vuélvete a mí, entrégame tus ciudades y tu crisol, soy tuyo desde que la melancolía perdió sus costado.