Aunque desee olvidarte, vuelvo a caer en las redes de tus palabras una y otra vez. Sé que debo dejarte marchar pero no puedo. Necesito un poco de ti... y tú un poco de mí.
Que el miedo no te venza, que no te selle las salidas y te deje sin horizontes. Que nuestro amor puede tener espacios más o menos infinitos, solo está esperando a que des una señal que haga que este amor que parece ahora imposible, se convierta en magia real.
Desconozco que haya existido en alguna ocasión una relación tildada de imposible. Pero sí conozco sentimientos cobardes incapaces de sobreponerse para alcanzar un objetivo tan elevado como el propio amor.
El mar azul es reflejo de nuestro amor. Se vuelve bravo, indomable, mostrando un horizonte inalcanzable. Así te veo, cada vez más lejos, más frío, cada vez mostrando la nada en la que quedan estancados los amores imposibles.
Amar a alguien que no te corresponde es amar a una flor marchita, es probar una fruta amarga, es como esperar en un andén por el que nunca pasará ese tren.
Cuando crees que un amor es imposible, éste siempre consigue sorprenderte. Otras veces simplemente te enseña que no merece la pena quedarse donde no se es bien recibido.
Lo daría todo por ti pero confesártelo me da miedo, temor a lo que seguirá después de mi confesión. Que de tus labios salga la palabra nunca y se me clave como la palabra aguja.