Sentada enredando mi pelo en mi dedo, sonriendo sin darme cuenta, mirándole sin pestañear, empiezo a ser consciente de que que daría mi vida por hacer eterno este efímero momento.
No hace falta que pases dos veces para darme cuenta de que en ti se esconden todas mis necesidades, en tu sonrisa se alzan las cosas más dulces, en tu mirada me esperan grandes proyectos y en solo un golpe de vista me has ganado por completo.
El amor a primera vista existe y se siente como un pinchazo profundo en las entrañas cuando te encuentras con una mirada por primera vez y sientes que el mundo se ha parado unos instantes.
Es la segunda vez que te veo y la segunda vez que vuelvo a pensar que eres única e irrepetible. No he podido dormir pensando en cual será el siguiente día que te encontraré. Eres perfecta por ser diferente.
El amor a primera vista es un pestañeo, se encoge el corazón, se divierte el alma, toquetea al corazón y estruja el estómago que nos hace producir una sincera sonrisa y presentarnos a la persona que nos gustaría ver durante el resto de los días.
No hay nada más intenso que hablar con una persona por primera vez y descubrir poco a poco que eres incapaz de dejar de pensar en ella desde el instante mismo en que la viste.