Un hombre es como una fracción cuyo numerador corresponde a lo que él es, en tanto que el denominador es lo que cree ser. Cuanto mayor es el denominador, tanto más pequeño es el valor de la fracción.
Las mujeres saben muy bien que lo que llamamos amor sublime y romántico depende, no de sus cualidades morales, sino de su manera de peinarse y del color y corte de sus vestidos.
Cuando ya tenga un pie en la tumba diré toda la verdad sobre las mujeres. La diré, saltaré dentro de mi ataúd, cerraré la tapa y diré: " Ahora haced lo que queráis".